Hola.
Este próximo fin de semana estaré participando en la Ultra Sierra Nevada, en la modalidad de 25 Km con 2.150m+ y 750m-.
A lo mejor te parece mucho o poco, lo importante no es eso, lo importante es que en la última edición pasaron 2 cosas:
Casi me retiro en el Km 19
Los últimos kilómetros me llamaron “PAPA FRITA”
Hay una tercera y es que ese año hice la carrera en ayunas (no comí ningún alimento sólido desde el día anterior tampoco tomé geles durante la carrera) , no te lo recomiendo, lo hice a modo de experimento de cara a la guía que te he comentado que estoy preparando y en la que explicaré todo lo que he aprendido en los últmos 4 años entrenando.
Pero hoy te voy a contar qué pasó con lo de “PAPA FRITA” y cómo esas palabras me ayudaron a acabar la carrera:
Cuando corres por montaña pasan muchas cosas, pienso que son experiencias que te cambian, suelo decir que la montaña te pone siempre en tu lugar y ese día me puso a mí en el mío.
Todo iba como había planificado, los entrenamientos de los últimos meses habían salido muy bien, las tenía todas conmigo, me sentía seguro de lograr mi objetivo.
La gente te animaba, música… había un gran ambiente. Salimos y empecé a buscar mi ritmo, tenía la hidratación bajo control, las sensaciones eran buenas… Adelantaba a gente, sentía las piernas fuertes y en las subidas me sentía confiado…hasta que de repente mi cuerpo se vino abajo.
Podía seguir corriendo, no había calambres, pero me abrazó la sensación de estar completamente vacío, sólo quedaban 4 kilómetros pero cada paso me costaba más y más, iba cada vez más lento y una idea empezó a formarse con fuerza “ tienes que abandonar”.
La sensación de impotencia y de rabia eran cada vez más implacables, estaban presentes en cada paso y me negaba a pensar que todo iba a acabar allí.
Necesitaba hacer algo para seguir adelante, y esto es lo que hice:
Llamé por teléfono a mi mujer, allí en mitad de la carrera, jadeando y sin energía:
“no puedo más” le dije.
Silencio: “ pero, ¿qué te ha pasado?”. Contestó.
“no lo sé, me he venido abajo”.
Entonces se escucharon dos voces:
“Papi, ¿has ganado ya?”,”¿Cómo vas?, ¡cuéntanos!”
Eran mis hijos, con esa voz de alegría, esperando saber que había hecho. Le dije:
“Casi llego, pero estoy muy cansado, no creo que llegue a la meta.”
Entonces empezaron:
“¡Tu puedes, vamos papá, eres un PAPA FRITA!”
Así nos pegamos los últimos kilómetros, hablando, ellos riéndose, mi mujer animándome yo jadeando y arrastrando los pies, pero avanzando.
No recuerdo cuantas veces me llamaron PAPA FRITA pero se lo pasaron en grande y yo crucé la meta.
No lo habría hecho sin esa llamada de teléfono, sin escuchar sus voces, sin las palabras de mi mujer…
Puede que no gane carreras, no corro para eso, pero soy su PAPA FRITA.
A veces haces todo bien y no sale como esperas, otras “no es tu día”, pero si tienes gente que te apoya, puedes superar hasta los momentos más difíciles.
No todo es entrenamiento, ni fortaleza física, ni tener controladas las variables. La mente juega un papel importante, busca en tus fortalezas y tus debilidades pero pide ayuda cuando la necesites.
Que tengas un gran día.
PD: Si te interesa eso de correr por montaña, AQUÍ te dejo 6 cosas que tengo en cuenta.
Miguel eres mí espejo y estás un escalón por encima, yo soy un corredor patata y tu un "papa frita" (con cariño). 👏👏
Qué cracks!!! 😂😂