Eso me dijo el otro día un amigo mientras entrenábamos.
Sesiones duras e intensas, poco tiempo de descanso, muchos kilómetros.
Es bastante habitual.
Y no lo hace para hacerte sentir mal, todo lo contrario, la vena competitiva es lo que hace querer dar lo máximo.
No estoy en contra de este tipo de aporximación, pero hay que entender a la otra parte. El atleta.
Partimos que haces esto por diversión, por estar en forma y una manera de superarte.
Y aquí hay un punto muy importante, tienes una vida a parte del entrenamiento, así que lo más básico en este aspecto es lo siguiente:
El sistema de entrenamiento siempre se debe adaptar a ti y a tu situación.
En el momento en el que piensas que el plan de entrenamiento que haces es la panacea te estás equivocando.
Esto de entrenar es un arte y una ciencia a la vez.
Hay que estar continuamente corrigiendo el rumbo, ajustando, cambiando pequeñas cosas.
Si eres esclavo de una manera de entrenar estás jodido.
Los métodos funcionan hasta que te adaptas.
El trabajo de un entrenador es tremendamente complejo y se valora muy poco, hay gente ahí fuera que son unos máquinas, que se esfuerzan por darle a sus atletas lo mejor y aún así fallan.
Yo lo tengo claro, la responsabilidad de mi entrenamiento la tengo yo.
Aunque el entrenamiento me lo lleve otra persona, soy el mayor experto en cómo funciona mi cuerpo (igual que tú eres el mayor experto en cómo funciona el tuyo).
Por eso te escribo cada día, para que aprendas un poco más, para que entiendas un poco más, para que seas más consciente un poco más.
Al final, si no tienes conocimiento estás en manos de otras personas y aunque tengan muy buena intención si tu de despreocupas es muy difícil que te pueda ayudar bien.
Voy a seguir con mi entrenamiento.
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