Cuando tenía 15 años me uní a un club de atletismo.
Nunca había corrido, en realidad nunca había hecho ejercicio hasta ese momento, así que empezar a correr era una tortura.
Entrenábamos 5 días a la semana 3-4 horas cada día, cuando empezaba la temporada de competición había que ir los fines de semana también.
Como no tenía fondo decidí que haría velocidad, había que esforzarse, pero poca distancia, pensé que mis entrenamientos serían más cortos y que tendía que hacer menos.
Odiaba los calentamientos, normalmente eran unos 8-10 kilómetros, al ritmo del grupo (no podía ir a su ritmo, así que me quedaba muy rezagado), a veces hasta recortaba para alcanzarlos y aún así acababa muy cansado.
En más de una ocasión vomitaba al acabar esos calentamientos, y luego empezaba el entrenamiento, cada uno hacía su entrenamiento específico, rutinas de fuerza, etc…
Odiaba correr mucho, no sabía como, no podía alcanzar al resto que parecía que iban como si nada mientras que yo me arrastraba por las esquinas.
A día de hoy es todo lo contrario, puedo hacer entrenamientos largos y los disfruto, algunos como este:
Entonces, ¿cómo he pasado de un extremo al otro?
¿Qué ha marcado la diferencia entre odiar correr mucho tiempo y disfrutarlo?
Hoy te contaré 5 cosas que puedes hacer para lograrlo:
Suma tiempo, no kilómetros
Empieza semana a semana
Reserva 1 hora a entrenar por día
Hazlo con algo que te guste
No corras por obligación
No volverás a correr a de la misma manera hasta que descubras tu propio camino.
Suma tiempo, no kilómetros
Esto es tan simple como efectivo.
Veo una y otra vez que la métrica estrella es la distancia.
Si no te gusta correr el estar pendiente de los kilómetros no hará más que frustrarte, en vez de eso ve sumando tiempo.
Empieza por algo que puedas hacer, no importa si es 1 minuto o 10.
La idea es que la próxima vez sumes 1 minuto más, a tu ritmo, sin presión. Tan fácil como eso.
Si sales 3 veces en semana y son 10 minutos la primera, suma 1 minuto para la siguiente, esa semana habrás acabado con 33 minutos
La siguiente semana serán 42 minutos en total.
En menos de un mes estarás sumando 186 minutos de entrenamiento con muy poco esfuerzo.
Empieza semana a semana
Esta idea está asociada a la anterior, si por ejemplo sales a correr 2 días en semana y entrenas 2 días fuerza puedes incluir 1 día extra cada semana, hasta llegar a los 6 días.
Estos 6 días no tienen que ser exclusivamente para correr, pueden ser para mejorar tu técnica de carrera, poner foco a la movilidad u otro aspecto que quieras mejorar.
Lo principal es que crees adherencia poco a poco para que tengas presente el ir mejorando algún aspecto que te ayude los días que salgas a correr.
Reserva 1 hora a entrenar por día
Pero no entrenes una hora cada día.
Todos tenemos muchas cosas que hacer y por muy conveniente que parezca el concepto de 1 hora tu y yo sabemos que la gran mayoría de las veces no es realista.
Esto no significa que no vayas a usar esa hora que has reservado, sino que la ubiques en los momentos que puedas usarla a lo largo de la semana.
Si por ejemplo hoy tengo entrenamiento de fuerza pero lo hago en 20 minutos, los 40 restantes los organizo para por ejemplo, el fin de semana para hacer una salida más larga por montaña, como el ejemplo que te he puesto más arriba.
Divide esa hora en tantas partes como quieras y úsala como mejor te venga, si es para unos ejercicios de técnica de carrera estupendo, si es para usar 20 minutos para hacer un trote suave, úsalo. Lo principal es que cojas esas 7 horas a la semana y las organices para que dentro de tus horarios puedas entrenar según tus circunstancias.
Hazlo con algo que te guste
Correr puede ser aburrido, pesado, monótono, repetitivo.
Al principio me costaba mucho, tanto física como mentalmente, así que empecé a asociarlo con otro tipo de cosas que me gustan.
Una de las mejores maneras que he encontrado de crear adherencia con cosas que empiezo a hacer es asociarlas con otras actividades que me gustan.
Algunos ejemplos son:
Correr en compañía
Escuchar música /podcast
Correr en un entorno que te guste
Hazlo un juego (cambios de ritmo, carrera continua, veredas estrechas…)
Haz de cada entrenamiento algo que te aporte, no pienses que es una obligación, piensa en disfrutar de ese momento, nadie dice que tengas que sufrir obligatoriamente.
No corras por obligación
Correr tiene que ser una herramienta más en tu arsenal para tener salud.
Si decides correr, hazlo por un buen motivo, uno que valores y que tenga sentido para ti. Si te apuntas a una maratón sabes que vas a sumar muchos kilómetros y va a ser difícil, si ves que eso no es para ti, cambia a otro objetivo.
No tienes que justificarte ante nadie, pero no seas ingenuo y tengas una idea romántica de correr. Necesitas esforzarte, hacer algo que no habías hecho antes, encontrar tus límites y enfrentarte a ellos.
Una cosa es lo que te imaginas que hacen otras personas que corren y otra tu propia experiencia. Si de verdad quieres que correr sea una parte de tu vida tienes que aprender a disfrutar del proceso.
Eso es todo, te he dado 5 ejemplos prácticos de cómo hacer de correr algo más fácil y dejes de odiarlo.
Espero que pases un gran día.
Miguel
PD: Comparte esto con esa persona que sabes que le hace falta
PD2: A veces, lo más fácil es empezar por algo que te de vergüenza no hacer