El otro día estaba mirando mis primeros entrenamientos.
Dan pena.
Mis primeras carreras igual.
El recuerdo es horrible, de sufrimiento y estar con esa sensación de “no llegar”.
El cabreo y la frustración de no poder más, de ver cómo me adelantaba gente y no podía hacer nada.
Un día me harté.
No de entrenar, eso lo sigo haciendo, sino de estar persiguiendo algo que no alcanzaba.
Fue en una de las mejores carreras en las que participé.
La que más disfruté.
La que mejor tiempo hice.
La que más contento estaba.
Simplemente porque me daba igual el resultado, iba con un amigo. Lo iba a animando, esforzándonos pero con seguridad.
Hice mi mejor marca, el también y ni lo estaba buscando.
Ese día lo entendí.
Puedes ser competitivo, pero no debe importarte el resultado.
Léelo, que es muy potente.
Entiendes esto y cambia la manera de entrenar y correr.