Si no tienes salud no tienes nada.
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Me he pasado toda mi infancia creyendo que era mi culpa en no poder hacer deporte, hasta que decidí que no podía seguir siendo una víctima.
Enfermo.
Siempre con miedo.
En hospitales a la mínima.
Soy asmático desde que tengo recuerdo.
Quieres pero no puedes respirar, la mirada de tus padres, el miedo.
Imagínate ser un niño y por un pequeño esfuerzo pensar que te mueres.
Querer respirar y que no te llegue el oxígeno a los pulmones, el corazón a mil.
Tranquilo, mis cojones. Me muero, tengo miedo, no lo entiendo.
Esa era mi vida, eso era lo que me habían dicho que iba a ser siempre.
“Tu tranquilo, no juegues, no corras, no te muevas… respira".
Un día me harté, mandé todo a la mierda.
No me importaban las consecuencias.
Y en ese momento me di cuenta de que tenía más control sobre mi salud de lo que pensaba.
Podía hacer ALGO para no tener una vida de mierda y hacer lo que siempre había deseado.
Hoy, corro, entreno, salto y disfruto más de lo que jamás me hubiera imaginado y resulta que era más fácil de lo que pensaba.
Te voy a ser sincero, siempre he querido estar en forma, es lo que pasa cuando no tienes algo, que lo deseas con todas tus ganas.
La gran mayoría se conforman con un trabajo, salir de fiesta y tener para llegar a final de mes.
Unos cuantos hacen ejercicio, hasta entrenan, pero “es mucho esfuerzo”.
Lo normal es fumar, irse de cervezas, quejarse de que la vida es una mierda, que te duele todo el cuerpo y con suerte cuando seas viejo te infles a pastillas para no darte cuenta de lo mal que estas.
Lo normal es llegar a viejo con Alzheimer, con demencia, operaciones de cadera y artrosis, la tensión reventada y si tienes suerte, sobrevives a un cáncer.
No te prometo que no te vaya a pasar, lo mismo me pasa a mi.
Lo he visto cientos de veces.
Pero lo que si te digo es que voy a poner todo de mi parte para que si pasa, sea por algo que no estaba en mi mano.
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Cientos de personas aprenden algo que les puede ayudar en su salud.
No importa que seas funcionario, empresario, oficinista o repartidor. Abogado, asesor inmobiliario, electricista o cartero, hay hasta profesores y enfermeros. Hay de todo dentro, y todos tienen algo en común:
Saben que por mucho dinero que tengan, incluso gente que esté a su lado y les quiera, sin salud, sin entrenamiento, sin un cuerpo sano, el resto no vale nada.
Y sabes que tengo razón.
Cuando escribo, lo hago como cuando hablo con un amigo, te cuento historias de verdad, aprendizajes reales y como puedes usarlo tu.
O eso me dicen.
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PD: Si has llegado hasta aquí, te diré algo que no mucha gente sabe y porqué hago lo que hago.
Lo mismo se te revuelve el estómago (o te llama mucho la atención), es normal.
